Nuestro viaje por el Norte Argentino comenzó por esta pintoresca ciudad, te cuento lo más importante que ver en Purmamarca y algunos datos útiles.
Conenido
Llegada a Purmamarca
Nosotras viajamos en avión desde Buenos Aires hacia el aeropuerto de San Salvador de Jujuy, el más cercano a Purmamarca, a 95km.
Llegamos a la tardecita y nos fuimos directo al hotel para poder amanecer allí y aprovechar al máximo el día siguiente con todo lo que hay que ver en Purmamarca. Habíamos contratado un taxi con anterioridad por lo largo del trayecto, pero vimos que había muchos disponibles a la salida del aeropuerto.
También hay autobuses, en ese caso verificar que entren a Purmamarca y no sólo hagan parada en la ruta (a 3km de la ciudad).
Esa noche sólo nos dio para salir a comer algo en alguna de las “peñas” que se encuentran por la ciudad. Son bares con comidas regionales y música en vivo, principalmente música típica y folklore. Un ambiente muy entretenido y original, donde pudimos probar deliciosas empanadas y aprender la diferencia entre los tamales y las humitas.
¡Y a dormir y descansar que venían días largos e intensos!


Caminar por Purmamarca
Al salir por la mañana, sentimos que estábamos en otro lugar, como si hubieran corrido un telón para mostrarnos la ciudad de verdad. Montañas de distintos colores por todos lados. A la noche habíamos caminado los mismos sitios y nunca nos percatamos de ese horizonte tan cercano. Una de las mejores cosas que ver en Purmamarca es simplemente caminar por la ciudad.
Caminamos hacia la plaza, siempre maravilladas por el paisaje montañoso al final de cada calle o por encima de las pequeñas casitas de la ciudad.
A pesar de que el sol no nos acompañó ese día, los colores de los cerros nos hacían sentir que estábamos caminando dentro de un cuadro de algún reconocido pintor.
Las vistas desde casi toda la ciudad son increíbles, los cerros alrededor del pueblo van cambiando de color en el correr del día según la intensidad del sol, o las sombras de las nubes. Como si cambiaras de pueblo de la mañana a la tarde, pero permaneciendo en el mismo lugar.


Plaza de Purmamarca
Fue la que más nos gustó de estas ciudades. Si bien se repiten mucho los productos, tiene un colorido y amabilidad (esto lo vimos en todos los pueblos) especial. Quizá también fue la primera impresión ya que fue la primera que visitábamos, pero a diferencia de Tilcara o Humahuaca, los puestos no están armados con plásticos o nylon, y solo quedan a la vista los productos y los vendedores, haciéndola mucho más vistosa. Y desde cada esquina se ve ese fondo de montañas que la hace más bonita.
Buzos y sacos de oveja o llama, artesanías varias, bolsos, mochilas, mantas, etc, hasta un ajedrez donde la lucha es entre el ejército español contra los nativos de estas tierras y souvenirs de todo tipo es parte de lo que podemos encontrar en esta pintoresca feria.




La Iglesia Santa Rosa de Lima
Muy cerca de la plaza se puede visitar la Iglesia. Sus orígenes son de los más antiguos por la zona, según la inscripción en la puerta data de 1642, aunque se cree que la actual construcción podría ser posterior (1778) y hubieran reutilizado materiales.

Cementerio
Al salir del paseo de Los Colorados, en la entrada al pueblo se puede pasar por el Cementerio. Los adornos y colores que utilizan como ofrenda o recuerdos lo hacen bastante especial y diferente por lo menos a los que se ven por estos lados más del sur, por lo que es una visita curiosa. Aunque a mi no atrajo mucho ya que es el que usan actualmente y me dio un poquito de impresión. Pero vale la visita al menos para conocer y queda de paso al reingreso a la ciudad.
Cerro de los siete colores
Si hay algo principal que ver en Purmamarca, claramente es el Cerro de los siete colores que está ahí nomás al borde de la ciudad, como cuidándola.
Así que después de distraernos un rato admirando la plaza y sus vendedores, dejamos las compras para el último día y nos fuimos a ver más de cerca este maravilloso Cerro y hacer el paseo de Los Colorados.
Desde el mirador El Porito, a poquitas cuadras de la plaza, se puede apreciar los colores del Cerro y sus alrededores. Es increíble que la tierra muestre esas combinaciones de colores. Realmente parece una pintura de un gran artista.


Y aunque hay cerros por todos lados, siempre hay lugar para una buena canchita ⚽😁
¿Cómo será jugar un fulbito a esas alturas?

Paseo de los Colorados
Saliendo del mirador de El Porito, se puede comenzar el paseo de Los Colorados, éstos son otros cerros que están alrededor del cerro de los siete colores y claramente son de un color más rojizo. El paseo es por un camino por momentos calle, por momentos más peatonal, pero siempre de fácil transitar. Son unos 3km para dar la vuelta y finalizar de nuevo en la ciudad, que se hacen muy lento pero solo porque es imposible no detenerse a maravillarse con el paisaje. Y eso que nos tocó un día muy gris y con niebla


Cerro El Morado
Cruzando la ruta hacia el otro lado de Purmamarca, se puede acceder a este Cerro que ofrece una vista impresionante de la ciudad con el Cerro de los siete colores de fondo. Sin embargo, no hay muchas señales ni caminos indicados, incluso un oficial de la municipalidad nos dijo que ellos no se hacían cargo de la gente que cruzaba allí… que íbamos bajo nuestra responsabilidad 😳
Con un poco de incertidumbre cruzamos igual y nos animamos a buscar algún camino para subir. Lo hicimos un tramo, hasta llegar a una casa que parecía abandonada. Desde allí se podía ver un camino que seguía pero ya un poco más borroso y arriesgado sobre la ladera del cerro. Mi vértigo (y las advertencias del municipal) no me permitió avanzar mucho más. Nos dimos por satisfechas con estas vistas


Lo gracioso (o vergonzoso quizá) fue al bajar cruzarnos con una pareja, él con una mochila enorme en la espalda, y verlos como siguieron subiendo la parte “riesgosa” como si estuvieran caminando por la plaza. ¡Seguro tuvieron vistas más despejadas!
Salinas Grandes
Uno de las cosas más típicas que ver en Purmamarca, aunque no es en la ciudad sino a unos 60km, son las Salinas Grandes. A una cuadra de la plaza, están los muchachos que organizan estos paseos. No hay una agencia o local, están ahí en la esquina y van ofreciendo las salidas según se van llenando las camionetas.
El trayecto lleva aproximadamente una hora, la ruta está bien pero van despacio ya que son muchas curvas para subir y bajar las montañas.
Nuestro chofer fue muy simpático y nos iba informando sobre la zona y los sitios que íbamos pasando hasta llegar a las Salinas. Los paisajes en el viaje ya son parte del paseo.


Por lo general, paran en un mirador en el camino para sacar fotos, y luego en el punto más alto del recorrido a 4000m donde está el mojón que indica la altura máxima.
Para entrar a las salinas, se debe pagar una entrada y contratar un guía al que seguir en el camino. Ellos van en moto y el auto/camioneta detrás, ya que son ellos quienes saben por dónde el suelo permite el paso de los autos.


La entrada es hasta uno de los piletones, allí el guía también hará una pequeña charla informativa y darán tiempo libre para disfrutar el paisaje. Y jugar a sacarse fotos divertidas…


Es un paisaje bastante particular, a mi en lo previo no me llamaba demasiado la atención pero debo confesar que me atrapó bastante estando allí, así que lo recomiendo sin dudar.

Después de una hora más o menos, volvimos a la van a seguir a nuestro guía nuevamente ahora para seguirlo en camino hasta la salida y luego volver a Purmamarca. Tocaba juntar equipaje y seguir ruta hacia Tilcara, nuestra base para seguir conociendo otros pueblos y paisajes increibles.